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El papel de los consumidores en la recuperación económica

El papel de los consumidores en la recuperación económica

Como ansiaban muchos ciudadanos en el planeta, el Coronavirus comienza a disiparse, y con ello, los Gobiernos van retirando, aunque de forma gradual, las medidas de distanciamiento social que mantenían a la población confinada en sus hogares. A la espera de que la pandemia, así como todos los efectos que derivaban de la misma, fuese amainando con el paso de los días. Un sacrificio que, como ya comenzamos a visibilizar, empieza a dar sus frutos para una sociedad intranquila y desconcertada.

 
En este sentido, con el levantamiento de las medidas de distanciamiento social, los comercios, la economía, ha comenzado a reactivarse. Muchos países, especialmente aquellos que han sido más sacudidos por los efectos del COVID-19, han comenzado a levantar restricciones que, hasta ahora, mantenían bloqueada la actividad económico a lo largo y ancho de nuestro planeta tierra, provocando ese duro shock de oferta que estaba lastrando todo crecimiento posible.

 

Un levantamiento que, en cierta forma, establece una clara dicotomía en los empresarios y comerciantes. Y es que, el miedo de abrir nuevamente el negocio, así como abrirlo en un escenario en el que el virus se pudiese intensificar, se une a otra serie de miedos que, como el económico, generan una sensación en los pequeños comerciantes de duda y desasosiego. Pues abrir el negocio es indispensable para volver a la normalidad, pero la continua amenaza sanitaria, en un escenario en el que la desescalada no vaya según lo previsto, podría llevarnos a un escenario contrafáctico que, solo con pensarlo, genera pánico en la economía real.

 
Los economistas sabemos que recuperar la normalidad, aunque no sea la que a priori presentaban sociedades occidentales libres, es una necesidad. Ahora bien, hablamos de una apuesta en la que todos los ciudadanos no tienen lo mismo que perder. Y es que, donde unos empresarios se juegan el total de su liquidez en un periodo de carencia de ingresos absoluta, otra serie de civiles, en situación de empleado y no empleador, encuentra su mayor consuelo en un desconfinamiento que le permita salir a las calles, sin restricciones; por necesarias que esta sean y sin la vista puesta en la necesidad de conservar su empleo.

 

Sin embargo, si hay algo que debemos tener claro es que no podemos dejar solos a nuestros empresarios y comerciantes en una situación como la actual. Como decía Ray Dalio, debemos recordar que el ingreso de los empresarios es el gasto de los consumidores, compaginando dicha referencia con la paradoja Keynesiana que tanto caracteriza al economista británico John Maynard Keynes. Una paradoja en la que el ahorro absoluto en periodos donde las expectativas, como ocurre en estos momentos, se encuentran muy deterioradas, nos lleva a escenarios que, como su propio nombre indica, son paradójicos para la sociedad, llevando a generar escenarios derivados indeseados para la población.

 

Unas expectativas poco optimistas


Como íbamos diciendo, la economía comienza a mostrar signos de actividad económica tras la leve disipación de la tormenta vírica que nos lleva sacudiendo ya varios meses. En este sentido, los comerciantes han vuelto a la carga -al menos algunos de ellos-, abriendo sus negocios, devolviendo la oferta al lugar donde tenía que estar. Sin embargo, si una cosa repetimos el conjunto de economistas durante todo este confinamiento fue la posibilidad de que lo que hoy estaba siendo un shock de oferta en la economía, ante la imposibilidad de satisfacer la demanda; mañana, tras la reapertura y con las expectativas en la mano, podía convertirse en un shock de demanda que, descartando toda recuperación en “V”, prolongase más esa espera recuperación progresiva que hoy se contempla-

 
Así, si observamos los principales indicadores de expectativas, los cuales hemos analizado para la economía europea por haber sufrido de forma más intensa los efectos del Coronavirus, podemos observar una tendencia que muestra un claro pesimismo de los consumidores en el país. Un pesimismo que recogen dichas gráficas, así como los distintos estudios que han ido realizando distintas consultoras para evaluar la situación del consumo, tratando de proyectarla en la coyuntura post Covid. Y esto es preocupante, pues, al igual que acababa el apartado anterior, debemos recordar que los ingresos de los empresarios son los gastos de los consumidores.

 

 

España, por ejemplo, ha sido uno de los países más sacudidos por el COVID. En este sentido, el gráfico que arriba se muestra refleja la percepción, así como las expectativas, de unos consumidores que, en un gran porcentaje, consideran que la economía no va a ir bien tras la pandemia. En este sentido, unas expectativas que, como recogen varios estudios, pronostican drásticas caídas en el consumo debidas a una propensión marginal al ahorro que podría aumentar en el futuro, a la vez que la propensión marginal al consumo podría verse reducida. Una coyuntura que no interesaría a ningún empresario, dado que de poco sirve reabrir y reanudar unos costes que no se pueden ver compensados con unos ingresos que no cumplen con la capacidad potencial que, a priori, presentaban.

 

Pero no solo estamos hablando de España, pues no es un caso aislado. La economía europea, de igual forma, presenta ciertos indicadores de coyuntura en base a las expectativas, los cuales reflejan una situación parecida a la comentada con el ejemplo de España. En este sentido, hablamos de una confianza de los consumidores que, en el caso de la zona euro, se situó en el mes de abril en su nivel más bajo desde marzo del 2009, tal como indica el indicador que elabora la Comisión Europea. 

 

 

De acuerdo con este, los índices que presenta Bruselas muestran una caída hasta los -22,7 puntos, frente a los -11,6 que presentaba el mes anterior. En el conjunto de la Unión Europea, la confianza de los consumidores se ha desplomado drásticamente, llegando a alcanzar contracciones de hasta -22 puntos. De esta forma, registrando así una caída de 11,6 puntos enteros respecto al mes de marzo, así como situándose también en mínimos desde marzo del año 2009, donde la crisis financiera sacudía a la economía mundial.

 

A la luz de los datos, podemos observar cómo los indicadores que tratan de reflejar expectativas, tanto nacionales como comunitarias, muestran una situación en la que los consumidores van a mostrar su lado más pesimista. Un pesimismo al que temen los empresarios, la economía real. Y es que, valga la redundancia, estamos hablando de una situación en la que se hacen grandes apuestas por reabrir y disipar un gran shock de oferta, que, sin un acompañamiento de las expectativas, deriva en lo que se conoce como un shock de demanda negativo, desplazando la demanda de los consumidores y provocando que el ingreso de las empresas se merme, en tanto en cuanto las personas consideren que llega una crisis económica y deben ahorrar; máxime, en una coyuntura en la que, pese al escaso endeudamiento corporativo, la liquidez se contempla con cuentagotas.

 
Más ahorro, más desempleo


Si uno observa los pronósticos que van ofreciendo las principales autoridades monetarias en los distintos países en los que el virus se está reproduciendo, podemos observar como la situación en materia de desempleo comienza a preocupar, y bastante, a los economistas. Solo en España, tal como muestra el Banco de España, el pronóstico sobre la tasa de desempleo se sitúa en el 22%. En este sentido, hablamos de una situación de desempleo que, como muestra el pronóstico, dejaría a una quinta parte (1/5) de la población activa en situación de desempleo; provocando grandes descensos en los niveles de renta.

 

Una situación complicada, pero que, como muestran determinados estudios entre los que destaco el realizado por el economista Fernando Trías de Bes, donde muestra un escenario en el que un 70% de la población española, tras el confinamiento, pretende ahorrar, disminuyendo notablemente su consumo, para la crisis que se avecina. Un 70% al que se le une un 42% de los encuestados que ha empezado a recortar gastos para afrontar la crisis que se avecina, así como más de un 50% de los mismos que afirma posponer los gastos previstos a escenarios futuros favorables. Todo ello, en un estudio que concluye con un 90% de los encuestados que ofrecen una visión pesimista sobre la economía española para los próximos años.

 

Unos datos que también quedan reflejados en el siguiente gráfico, donde se muestran las expectativas de los ciudadanos españoles sobre determinados elementos entre los que destaca el consumo.

 

 

En un escenario como este, y pese a que no esté reafirmando la postura del keynesianismo, basta con conocer los efectos derivados de la paradoja keynesiana del ahorro para conocer los efectos que tiene esa escasez de consumo en el empleo y en las empresas. Una escasez que, como decía el mismo Keynes, genera una sensación de tranquilidad por el ahorro, pero que, tras el paso de los meses, este mismo ahorro, cual infiltrado, acaba convirtiéndose en un verdadero verdugo para las economías domésticas; pues, como muestra este escenario, todo empleo depende del consumo y de la actividad económica que muestra le economía real.

 

Y, sin saberlo, nos hemos vuelto a ver inmersos en antiguas paradojas que parecen olvidarse con el paso del tiempo. Escenarios en los que pretendemos volver a la normalidad y soñamos con recuperaciones aceleradas, con expectativas que reflejan decisiones por parte de los agentes socioeconómicos que no favorecen la recuperación. Escenarios que, por muy deseados que sean, no se ven acompañados con la posterior actuación de estos agentes, que tratan de incrementar sus ingresos con un consumo más que necesario para reactivar la economía. Un consumo del que dependen muchos empresarios y que, de no tenerlo, tendrán que echar el cierre, despidiendo a todos aquellos empleados que queden por debajo del umbral.

 

En este sentido, el mensaje que trato de transmitir no es más que un mensaje de optimismo y de esperanza, así como un reclamo que trata de suscitar la acción por parte de los consumidores. Debemos recordar cómo funciona la economía de forma intrínseca, conociendo sus mecanismos y sin olvidar la fórmula de los ingresos y los gastos que tanto hemos recordado en este artículo. Una fórmula que cabría no olvidar si, con la recuperación de la normalidad, añoramos la recuperación de la actividad económica, así como, para aquellos que no lo tengan, encontrar un empleo. Pues, para todo ello, el consumo va a jugar un papel clave y, recordemos, no habrá recuperación económica sin ese consumo.

 

Por esta razón, si algo debemos llevarnos de este artículo es la afirmación de que los ciudadanos juegan un papel determinante en la recuperación económica, pero no únicamente desde el punto de vista sanitario y la responsabilidad social.



Fuente:
Economipedia

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